Vivía con ella la joven Elicia, su protegida... y amiga de Sempronio, aunque tal amistad, desde luego, no le impedía a ella practicar con mucho gusto su oficio. Elicia estaba precisamente ocupada con Crito, uno de sus ocasionales clientes, cuando sin avisar, llegó a la casa el criado de Calisto. Al percatarse de que quien golpeaba la puerta era Sempronio, Celestina apenas tuvo tiempo de advertírselo a Elicia, para que esta escondiera a Crito en algún cuarto del segundo piso, se vistiese y bajase a saludar a su común amigo.
Sempronio, ¡qué sorpresa me has dado! Ven para acá y dame un abrazo. ¡Elicia! Aquí lo tienes.
¿A quien, tía?
A Sempronio.
Saltos me da el corazón! ¿Dónde? ¿Dónde está?
No te apresures. Antes, déjalo un rato para mí.
Maldito seas, traidor chanceó Elicia con Sempronio. Mala landre te mate. Haga Dios que mueras a manos de tus enemigos... y que pagues tus maldades bajo el hacha del verdugo. Amén. Amén. Y así sea.
¿Qué te pasa mi bien? ¿De qué te quejas?
Pobre de la infeliz que se pasa el día esperando, y no tiene más deseo que estar contigo. Hace tres días que no vienes a verme.
Pero señora mía, este amor que no me cabe en el pecho... ¿crees tú que se va a apagar porque ande yo aquí o allá? Allá donde voy yo, tú vas conmigo... Pero, ¿qué son esos pasos que se oyen allá arriba?
¿Pasos? Debe de ser un enamorado mío.
No chancees, señora. A ver si me lo creo.
Sube a verlo.
No le hagas caso a esa loca le dijo Celestina que está trastornada por tu ausencia. A qué has venido? No perdamos más el tiempo.
Sí..., pero ¿quién anda allá arriba?
¿Lo quieres saber?
Claro.
Es una moza que me ha encomendado un fraile.
¿Qué fraile?
El prior, el Gordo.
Déjame verla.
¿Esas tenemos? ¿Es que no tienes bastante conmigo?
Ni a esa moza ni a ninguna otra quiero ver. Solo a ti. Pero hoy he venido a hablar con tu tía. Celestina, toma tu manto y ven conmigo.
Pues habla pronto. ¿Qué es lo que tienes entre manos?
Que Calisto arde de amores por Melibea; está como un loco. Dado que nos necesita juntos a ti y a mí; juntos podremos sacar buen partido; el tiempo y su necesidad nos hará prósperos a los dos.
Bien has dicho, Sempronio. Me alegro de estas noticias como se alegran los cirujanos cuando les dicen que hay enfermos.