Ese algo inalcanzable
Palabras, palabras.
Ser, Elvira, simplemente ser.
Quizás... ¿quizás?
Debí haberle dado otro beso a ese Ramiro; haber dejado que me agarrara las tetas... Sentir ahí sus manos apresuradas, torpes e inexpertas.
¿Cuál es mi culpa y mi mentira entonces?
Mentirosa, Elvira.
Mentirosa.
¿No fue él acaso mi pretendiente?
¿No despertó él acaso mi deseo?
¿Despertó? ¡Qué huevadas dices, Elvira! Despertó... Aceleró, arrebató esa calentura que ya tenías, Elvira.
¿No hubiese sido divertido simplemente decirlo, confesarlo. ¡Mierda! ¡Qué huevona palabra!
Decirlo, decirlo; eso es todo.
Mentirosa, Elvira... Cobarde. Atrévete de veras a ser tú misma.
¿Qué soy? ¿Qué busco?
Elvira, Catherine, Anaïs... Elvira.
Ramiro tiene razón: Ahab, Sinclair, Quijano... todas son historias de pasarse la vida tras algo. ¿De qué si no se trata su propio cuento? Buscar cálices entre las espinas; musgo entre las rocas...
Ese algo inalcanzable o aún inexistente...
Ese algo que todavía esperamos
construir y del cual
tenemos una ilusoria imagen a la vez difusa y precisa.
Fatal contradicción donde se encuentra la raíz de tantos fracasos y de tantas derrotas... ¿Por qué peleo tanto con Aníbal? ¿Por qué volvemos siempre a lo mismo?
«Ellos saben muy bien lo que defienden; nosotros tenemos una vaga idea de qué es lo que aspiramos» me dijo el otro día Óscar Humberto en la Calipso. Buena frase que Aníbal refutaría en un segundo:
«Sí, pero el pueblo» pueblo sería la palabra que usaría Aníbal «sabe muy bien lo que necesita y quiere. Son los diletantes y los escépticos los que se dan vueltas y vueltas con sus pajas».
Soy pajera entonces... y así como irán las cosas con Aníbal de seguro que, sola, me estaré pajeando seguido también en la cama por un buen rato.
Del bloc de Elvira
☞ Plaza Brasil.
Última modificación: 31 de diciembre de 2022.