Entramado y diagramación.

En un momento de Kirschwasser, Viviana Altman alude a la idea expuesta por Begoña Blanco en una conferencia en la Universidad Austral de Valdivia donde propone al azar como uno de los dos principios o procesos ordenadores de un texto. El primero de esos procesos es más bien interno y coincide con lo que, copiándose los unos a los otros, varios teóricos, siguiendo la frase del querido y recordado Paul Ricoeur, han terminado por llamar (en castellano) el entramado: el proceso que, al urdir lógica y acompasadamente una historia, le da sentido a acontecimientos que de otra manera serían erráticos e incoherentes.

Mientras hace ya varias décadas viajaba en el metro de Washington, D.C., un fulano de cuyo nombre no me acuerdo, me habló de un segundo proceso, mucho menos conocido y relativamente externo, que él llamó la diagramación: la especial disposición de los diferentes segmentos narrativos en un texto determinado o, como lo diría Viviana Altman (siguiendo a Begoña Blanco), la especial disposición de una serie de fotografías en una exposición. Este segundo proceso, externo y cercano entonces al proceso al que se refería Begoña Blanco, está mucho más ligado al arbitrio del lector (o del visitante) que, a fin de cuentas, puede leer (ver) en el orden que quiera, saltándose lo que quiera.

En Grosellas podemos seguir el orden sugerido ☞ al final de cada sección (capítulo) o el de la tabla presente en hebras narrativas. Pero nada nos impide que, una vez ahí, hagamos click donde nos dé la gana. De cualquier modo, quienes leen son los que se encargan paso a paso de darle forma a un siempre incompleto e inacabado mosaico narrativo.

Evaristo Feliú