Padre y Madre de todas las cosas.

S oy una de las tantas manifestaciones de tu existencia. Dáme la fuerza que necesito para llevarme por este espacio de tiempo. Dáme la fortaleza para caminar en mi plenitud. Dáme la luz para aprender a morir cada vez que lo necesite. En este, mi viaje, los conceptos que creo construirme y que son el sustento aparente de mis tránsitos se modifican, transforman, transmutan, cerrándome y abriendo puertas. Yo aún no he comprendido las esencias de mi vida, ni las formas, ni los colores que a ella pertenecen. Si es que algo nos pertenece. Aún me sorprendo y, por sobre todo, me duelen las soledades del corazón. Me duele mi muerte cuando y porque no comprendo las palabras. No comprendo el lenguaje ni las profundidades de los existires. Enséñame, gran conciencia, enséñame a morir, para aprender a vivir. siguiente