La Celestina

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xi. Celestina hace feliz a Pármeno

L
a Celestina de Fernando de Rojas es un libro erótico en la tradición del Decamerón de Boccaccio o del Satiricón de Petronio: en esas historias hombres y mujeres disfrutan del sexo... aunque, a veces, tengan que recurrir a engaños o a la elocuencia para llevarse a quien quieren a la cama. Celestina es una alcahueta que despierta los deseos de Melibea por Calisto y explotará en su provecho los de Pármeno por Areúsa... y explotará los secretos de esta (el tener más de un amante o cliente) para vencer su vergüenza o reticencia de acostarse gratis con aquel. Celestina se precia de haber gozado de la vida; entiendase eso como haber gozado del vino, de la comida y de la cama... Ahora ya vieja, todavía goza el buen vino y la buena mesa... y se contenta con observar cómo gozan sus pupilas y pupilos; es una voyeur, que goza como otros gozan ahora con películas pornográficas.

Esa noche, caminando con mucho sigilo y silencio para que no los sorprendiera la guardia ni alertar a sus vecinos, Celestina y Pármeno llegaron a la casa de Areúsa quien se había acostado temprano aquejada de mal de madre. Celestina tuvo que golpear recio la puerta antes de que su protegida le abriese.

...como las gallinas; es decir, temprano. ...poco medrará la hacienda; pocas ganancias tiene una prostituta que se acuesta a dormir temprano.

Hablando en voz alta, tanto para halagar a su pupila como para calentar a Pármeno, Celestina aprovecha también para ella misma solazarse, palpando con gusto las carnes jóvenes de Areúsa.

...la matriz se me ha subido a los pechos. En la medicina popular de los tiempos de Celestina (algunos médicos ya furtivamente habían estudiado anatomía) se creía que la matriz flotaba libremente dentro del cuerpo y que en los días del menstro subía aplastando el estómago u otros órganos. También se creía que el coito aliviaba los dolores.

Pármeno, que en verdad ya hace rato que había subido y había estado escuchando por detrás de la puerta y atisbando por las rendijas de la misma, entró todavía tímido y silencioso, quedándose en un rincón.

¡Qué par de pobres diablos! Tratando de imitar ese añejo lenguaje de ricos que solo lo conocían de oídas.

Al día siguiente Pármeno se despertó muy contento aunque se sobresaltó enseguida, porque cuando abrió los ojos ya pasaba el mediodía... y Areúsa se despertó decepcionada porque, aunque no lo pasó nada de mal enseñándole un par de cosas del amor a Pármeno (que con Areúsa se estrenaba), todavía sentía dolores de madre. A pesar de las protestas de su nueva amiga, Pármeno se vistió rápido y corrió a casa de Calisto para reportarse a Sempronio.

Y como buenos criados que eran, Sempronio y Pármeno hurtaron jamones, quesos, pollos, jarras de vino... higos, almendras, turrones, mazapanes y otras cosas más de la alacena de su buen amo Calisto y se fueron corriendo a casa de la alcahueta a gozar de un magnífico banquete con el que celebraronn sus buenas fortunas en el amor y el dinero...

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