Nada de esto puede probarse y no hay mucho más en el texto mismo que pueda respaldarlo. El hecho es que hay una escena en la Pleberio y Alisa hablan de la necesidad de casar a Melibea y es divertido leer lo que después dice ella que los había estado escuchando espiando por detrás de la puerta.
Dice Pleberio.
A Melibea hay que darle un marido de su rango, para que no se pierda lo que yo he ganado y podamos marcharnos tranquilos de este mundo.
Cuando tú lo digas, bien estará para mí. Y bien le parecerá a Melibea que, loado sea Dios, no la hay más obediente ni más modosa; ni más honesta.
Más vale quitarla de malas lenguas. Que no hay virtud tan perfecta que sobreviva dimes y diretes. Si quieres proteger la buena fama de una doncella, cásala pronto.
A lo que Melibea respondía en sus pensamientos:
Que no lo piensen.
Más vale ser buena amante que mala casada.
Déjenme de maridos, de padres y de parientes.
Si me falta Calisto, me falta la vida.
Si para algo la quiero, es para que él me goce.
¡¿Qué sabrán ellos del amor?!