Una verde y otra negra.
Lo que la verde pujaba,
lo remejía la negra.
La verde reverdecía.
Rompe, furiosa, la negra.
Barajas
Después de la desaparición de Aníbal, Monche se asiló en Madrid.
Llagostera le dio una carta para Xavier Castelló y le aseguró que allí las cosas cambiarían para mejor muy pronto.
Xavier esperaba a Monche con una rosa roja en la mano.
A pesar de la enconada oposición de su marido, el pasaje en un Iberia se lo compró Teresa. Mercedes, sentada con sus ojos secos en un rincón, no podía ni con su alma ni con su hígado; pero Monche ya bajaba del altillo de calle Portales con su maleta y un bolso cuando Tomasa le alcanzó un sobre y le dijo:
Montserrat, toma; son dólares; pocos, no te creas; pero no es mucho más lo que tengo... A Casimiro no le volví a ver; pero a ver si tú tienes más suerte.
Gracias, Tomasa... de verdad que...
Déjate ahora de bobadas; cuídate, Cabezadura.
Allí estaba Xavier; saliendo a la izquierda detrás de la doble puerta, de camisa blanca, pantalones negros y chaqueta azul marino, con una rosa roja en la mano.
Bienvenida le dijo.
Última modificación: 3 de septiembre de 2024.