The Piano
Elvira en calle Bulnes.
You go back to a place you have already visited, hoping to live again the joy of your memory.
Over and over again you fail, for those experiences never actually existed.
They are just faulty memories; figments of your imagination.
Bulnes con Portales
Preámbulo a Merlot amargo.
De vuelta del funeral de Ernesto, Elvira se detuvo en la esquina donde antes estaba la Círculo.
Lluvia sobre el pavimento en la esquina de Bulnes con Portales.
Aunque llovía al salir del cementerio,
Elvira decidió caminar hasta Bulnes con Portales. Hacía años, desde la muerte de Engracia, que no estaba en Temuco y se sintió ajena y lejana.
El mausoleo de los españoles, aunque ya casi sin nichos vacíos, continuaba ahí donde siempre, claro.
Pero ya no quedaba ninguno de los teatros del centro: ni el Austral, ni el Central, ni el Municipal, ni el Real, ni la Sala Bulnes.
Donde antes estaba La Platanera con su inconfundible aroma a maní recién tostado ahora había un puesto
de chucherías artesanales hechas a la diabla para turistas idiotas e incautos.
Nadie vendía ni empanadas ni berlines en la esquina de Aldunate con Portales.
Estacionamiento tras estacionamiento de hormigón o de asfalto en vez de casas de madera.
Sin trenes de pasajeros, El Paisano se había muerto de vacío y de nostalgia.
Hacía frío, pero no vio a ninguna chiquilla o chiquillo atizando las brasas de un brasero a la orilla de un bordillo.
La lluvia era escasa, raquítica y esquiva.
No estaba la Calipso; tampoco la Círculo.
De pie en la esquina de Bulnes con Portales.
De pie en ese cronotopo, en ese punto neurálgico, en esa fusión de espacio y tiempo que antes separaba la ciudad del Mercado,
los chamales, las carretas de bueyes, las fuentes de soda y la ropa barata...
...de la ciudad de los bancos, los cafés y las tiendas de moda.
La ciudad mestiza de la ciudad caucásica.
La mojaba la lluvia y se dio cuenta que otra vez lloraba.
La ciudad ya no era suya y ya nunca podría recuperarla.
Sus recuerdos eran una niebla de fantasmas huidizos que ya no existían.
Entró a paso rápido al café que descubrió a pocos pasos de esa esquina.
Mientras terminaba su expreso sin nada de azúcar, apenas con una gota de leche, decidió visitar sin anunciarse a Maruja Balsera.
Pidió otro expreso y pensó en Ramiro.
EF
Última modificación: 30 de agosto de 2024.